El Cáceres que no me gusta es “virgencita,virgencita”. El Cáceres que no me gusta es una ciudad que se sienta en el poyo de delante de su puerta para ver pasar el cadáver del fracaso del vecino, sea enemigo o lo que es peor, que no lo sea, meterse en casa y morder con la boca cerrada solazándose de la caída del prójimo, sólo por haberlo intentado cuando la única forma de triunfar es ir de fracaso en fracaso.
El Cáceres que no me gusta está lleno de pintadas que son más feas cuando vas llegando al casco antiguo, el Cáceres que no me gusta nunca reconoce aciertos como la nueva Plaza Mayor, (¿porqué costó demasiado dinero?) como si no hubiéramos llevado años sobrepagando por absolutamente todo.
El Cáceres que no me gusta tiene la población envejecida, pero no en la edad del DNI, sino en la ilusión de progresar y de vivir alegres. El Cáceres que no me gusta echa a patadas a los jóvenes a guetos donde ir a clase o donde divertirse pero que no pisen el centro,conocido decorado del “far west medieval” . El Cáceres que no me gusta tiene derecho al silencio, al descanso pero ninguna obligación de progreso para los nietos de los que quieren dormir.
El Cáceres que no me gusta abre instalaciones deportivas,culturales y turísticas los lunes por la mañana pero las cierra los domingos y fiestas de guardar que es cuando se puede dedicar tiempo a eso.
El Cáceres que no me gusta saca en portada a la Duquesa de Alba y a un cantante cuyo abuelo veraneaba en un pueblo de la provincia.
El Cáceres que no me gusta no le gusta a casi nadie.
Publicado en el diario Hoy el 13 de Abril de 2012 (víspera del día de los reyes y elefantes)
Muy de acuerdo.
Cáceres, la ciudad donde la palabra futuro carece de sentido.
(A mí la plaza mayor «nueva» no me gusta tal cual, obviando dineros).
Creo que escribes en un medio (DIARIO HOY) que saca en portada a la Duquesa de Alba. Un amigo decía que el baloncesto era un deporte de monos (simios) Espero que no tenga razón.
El Cáceres que no me gusta es ese al que tienes que renunciar, tienes que abandonar, para irte a otra urbe más poderosa y así salir adelante en tu trabajo, para que tus hijos tengan una posibilidad de estudiar algo que hoy por hoy sería imposible hacerlo allí. El Cáceres que no me gusta existe y a pesar de todo se tiene en el corazón aunque estés lejos de él.
Tienes toda la razón Piti, en Cáceres tenemos lo que nos merecemos. Y a mi si me gusta la plaza ea.
Efectivamente,nuestra tierra tiene vestigios de hacerle reverencias a los terratenientes cuando aparecen por aquí,no me gusta. Sobre lo de la Simiocracia, pues va al gusto. Saludos.